Conseguí una rutina de esfuerzo y dedicación para llegar a tener el cuerpo que quería y llegó un momento que era demasiado trabajo. Pensé que en lugar de ir cuatro veces a la semana al gimnasio podía ir tres sin que pasara nada. Y si una semana no iba, no pasaba nada. Pero sí pasó.
Con la comida igual. Pasé una alimentación sana y equilibrada a picar entre horas porque no pasaba nada por una vez. Y claro, luego venía el cumpleaños de no sé quién, o la celebración de no se cuantos, y como ya viene el fin de semana, empezamos a comer bien el lunes.
Y me perdí.
Cuando subí un par de kilos no me preocupé porque los podía perder en nada. Cuando ya fueron cuatro me lo tomé más en serio... por unos días, porque luego flaqueaba y volvía a caer en las malas comidas y en la comodidad del sofá.
Y mirad ahora. Diez kilos, que se dice bien y pronto. ¿Como he podido dejarme tanto? ¿Porque me falla la fuerza de voluntad? ¿Porque me domina la pereza?
Reporte 29 septiembre
- Desayuno: Café solo con tostada con mantequilla y loncha de pavo
- Almuerzo: Yogur
- Comida: Coles de bruselas rehogadas
- Merienda: Café solo
- Cena: Un cuarto de pizza
- Gimnasio: 1 hora de musculación, 15 min aerobico
Gran fallo lo de la cena... pero no pude evitarlo aunque reñí a mi chico. En fin, mañana más.
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